El trauma de encontrar tu propio estilo siendo trans

NOTA: Esta probablemente sea la entrada más personal que haga en el blog, ya que prefiero discutir este tipo de cuestiones en privado. La intención de esto es en parte ayudarnos a reflexionar sobre las actitudes dañinas de la sociedad hacia quienes no se ajustan a lo normativo. También todo lo que mencione acá es mi experiencia personal, y no representa aquella de otras personas.

La personalidad es un aspecto de la vida humana que, contrario a lo que popularmente se cree, es bastante complejo y no siempre tiene un desarrollo pleno. Una de las cosas que más se critican de la generación Z, a la cual pertenezco, es que sus miembros no tienen personalidad propia, sino que “copian” la personalidad de otros, muchas veces con la intención de encajar.

Tenemos innumerables ejemplos de personas que han tratado a toda costa de encajar, especialmente en internet y en el mundillo de los streamers, que el veneno más tóxico del planeta se queda imbécil al lado de la gente perteneciente a ese mundillo. La sociedad siempre ha menospreciado a estos “inadaptados”, bajo el pretexto de que “sólo quieren llamar la atención”, y apelando a que “ser cool” es algo inherente y no algo que se puede construir.

En muchas ocasiones estas personas, que fueron “inadaptados” o “subnormales” durante su adolescencia, tienen su glow up en la juventud, y pasan a formar parte entonces de los demás; ahora son iguales, y tienen tanto de especial como el resto del mundo. Han alcanzado su sueño de estar en el mismo tono de gris que el resto, y se conforman con la satisfacción que eso les produce. Y luego estamos quienes, por más que intentemos, nunca logramos encajar, y entonces estamos condenad@s al desprecio social y a la soledad. Ya teniendo 15 años me había dado cuenta de ello, cuando aquellos a quienes consideraba mis amigos comenzaron a hacerme bullying cuando descubrieron que era trans.

Ser trans es algo muy complejo, y nadie se pone de acuerdo al respecto. Hay quienes establecen causas hormonales, genéticas e incluso morfológicas para explicar el origen de las personss trans, mientras que otros dicen que es “un capricho” y que nuestra identidad no es genuina. La OMS dice que ser trans no es una enfermedad, mientras que el gobierno peruano afirma lo contrario. Algunos dicen que sólo hay dos géneros, mientras que otros dicen que hay infinitos géneros. Sin embargo, algo en lo que todo el mundo sí está de acuerdo es que las personas trans somos rechazadas, marginadas, discriminadas, violentadas y oprimidas en la mayoría de lugares. Bueno, no. En realidad no están de acuerdo los que rechazan, marginan, discriminan, violentan y oprimen a las personas trans.

Cuando una persona trans decide salir del clóset, inmediatamente se autoimpone el desafío más grande, más insuperable, más irreal y más jodido que puede tener una persona: la aceptación. En este caso no discutiré el aspecto social de esa aceptación, sino el personal.

Después de salir del clóset, esta persona es prácticamente un lienzo en blanco; toda la experiencia anterior, las costumbres, los hábitos, la manera de pensar, y la propia personalidad se reducen a un simple recuerdo que no sirve para nada. Hay que empezar de cero, como si fuéramos niños, aunque ahora tenemos responsabilidades, deudas, preocupaciones, y cosas que interfieren en el desarrollo de nuestra verdadera personalidad. El nivel de aceptación externa influye en el desarrollo de esta personalidad: si tenemos mucha aceptación, tendremos los recursos, los amigos y la guía para rehacer nuestra vida. Por el contrario, si no tenemos aceptación por parte de nadie, entonces tenemos que arreglárnoslas por nuestra cuenta.

Esto es exactamente lo que me pasó a mí, que pasé toda mi adolescencia prácticamente sin aceptación (ni siquiera por parte de mi familia), y entonces (en parte debido a ello, y en parte debido a otros factores irrelevantes para el tema) mi personalidad se desarrolló basándose en la represión, el miedo, la mentira, la culpa y el odio hacia mí misma. Entonces seguido tenía pleitos con mis padres porque les mentía para todo, además de que no tenía amigos, no era capaz de tomar decisiones propias, me importaba muchísimo lo que pensaran los demás de mí, y el concepto de “autoestima” me era totalmente ajeno. En 2018, cuando tenía 13 años, traté de quitarme la vida. Después quise “autocorregirme” a través de la religión, cosa que no funcionó, y que es un tema del que no creo hablar nunca en público.

No fue sino hasta los 19 años, en noviembre de 2023, que conocí la aceptación. El día 10 de dicho mes salí del clóset en mi universidad, y mis profesores de ese momento, mis compañeros y mis amigos me aceptaron y apoyaron, además de mi mamá, que ya me estaba comenzando a apoyar desde que tenía 17, y con quien me reconcilié después de su rechazo inicial. Sin embargo, a pesar de esto, seguí teniendo que arreglármelas sola.

Habiendo crecido sin hermanos ni hermanas, y en una familia bastante tradicionalista, todo lo que se me inculcó giraba en torno al hecho de ser hombre, por lo que, cuando rompí con ese paradigma y admití mi identidad femenina, no tenía la más mínima idea de la feminidad. Incluso mi única posible guía en la familia, mi mamá, no es capaz de guiarme en mucho, ya que, por ejemplo, ella no usa maquillaje, no se pinta las uñas, y no es el referente más notable en cuanto a feminidad se refiere, cosa de la que ella es consciente y que ha causado que se disculpe miles de veces conmigo por no tener de otra más que dejarme a la deriva.

Dejando de lado cosas como mi forma de ser, mi manera de pensar, mis gustos y mis aficiones, que son cosas que pude dilucidar bastante bien y con las cuales no tengo conflicto, la cosa con la que he estado en guerra perpetua es mi apariencia física. Aunque en la universidad algunas personas me aceptan, y aunque en el Fediverso prácticamente todo el mundo lo hace, en casa la situación sigue siendo complicada. Mi viejo me dijo que, aunque encerrada en mi cuarto puedo hacer lo que me dé la gana, frente a él debo portarme “como hombrecito”, por lo que mi apariencia física sigue siendo masculina, tengo el pelo corto y tengo que cuidarme de no dar la más mínima muestra de feminidad en presencia de mi viejo.

Por consiguente, en muchas ocasiones he sentido una cantidad de gender dysphoria tal que frecuentemente he caído en depresión. Esto también significa que gran parte de la imagen que doy en PeerTube y el Fediverso, aunque no es falsa, tampoco la siento como algo totalmente auténtico. No porque mienta, sino porque sigo sin poder definir del todo quién soy.

Me encanta el DnB, el R&B y el K-Pop, por lo que me gusta especialmente el estilo de vestimenta urbano, oscuro y que es típico de estos géneros. Resulta que casi toda la ropa que tengo son vestidos de señora de 50 años, faldas que llegan hasta los pies, y no tengo pantalones porque me incomodan mucho, ni tengo zapatos, ni botas, ni nada. En parte esto es a propósito, ya que no me puedo rasurar las piernas, y apenas hace dos meses pude depilarme los brazos, por lo que esa ropa la compré pensando en que me tapara de manera que todo el vello corporal no se viera. Todo el cabello que han visto de mí no han sido más que pelucas, que no soy buena cuidando y que más o menos cada 3 meses debo cambiar, cosa que en cierto momento dejó de serme rentable, por lo que quise probar la idea de cubrirme la cabeza con pashminas, idea que me ha provocado un montón de conflictos con otras personas, que me llaman “musulmana”, o que dicen que “traigo una bomba” o que “me volví terrorista”.

Es decir, en estos momentos soy un completo desastre, y ya no sé qué estilo llevar ni de qué manera vestirme. Tampoco me gusta el estilo de maquillaje que uso, pero aún necesito reunir las energías para un día ponerme a probar nuevos estilos que podrían quedarme mejor, además de que debo comprar más porque el que tengo pronto se acabará.

Estoy muy fastidiada, molesta y harta de todo este quilombo, pero el fracaso es el mejor de los maestros, así que ahora me toca aprender de todos esos errores, y sobre todo de la experiencia tan traumática de tener que buscar mi propio estilo como persona trans, para entonces ya no buscar, sino crear mi propio estilo, en el que por primera vez me sienta cómoda y a gusto, y que me permita ser auténtica.


Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.