La lectura nos dará conocimiento, y el conocimiento nos dará libertad

Ayer por mi casa llovió tan fuerte que eso pareció el segundo diluvio universal y, como es costumbre, toda la manzana se inundó. Sin embargo, resulta que el agua también entró en los medidores de luz de nuestro condominio y quemó la fase de la cual la mitad de las casas, incluyendo la mía, reciben el suministro eléctrico. Conociendo a la Comisión Federal de Electricidad, lo más seguro es que vengan a arreglarlo hasta mañana lunes, por lo que se frustró la intención que tenía ayer de grabar un video de PeerTube. Evidentemente no me quedé sin Internet porque estoy usando los datos móviles, que son ilimitados gracias a la red Altán.

Y es ahora cuando empieza la etapa de aburrimiento. Usualmente en las tardes mis padren ven series de televisión, pero obviamente el televisor no funciona, y por alguna razón parecen no querer usar la tablet junto con los datos móviles; lo más probable es que se pongan a ver Facebook y TikTok para pasar el rato. Yo, por otra parte, me he estado dedicando a algo que desde hace tiempo me entretiene muchísimo más.

Desde niña se me inculcó que era importante el hábito de la lectura, pero yo soy un poco complicada con ello; es bastante difícil que una historia de ficción me llame la atención, y también, si ya empecé una, la suelo dejar a la mitad y me cuesta trabajo continuarla. Es por esa razón que he visto muy pocas series en mi vida, y tampoco soy mucho de ver películas, y ni se diga leer libros. La verdad es que siempre he leído mucho, y es un hábito que desde pequeña tengo, pero yo solía leer artículos de investigación, sitios de Wikipedia, blogs, documentación, y demás textos de Internet que no son impresiones. Entonces leía mucho, pero no se podía conversar conmigo sobre libros porque yo no conocía ninguno.

Eso comenzó a cambiar hace aproximadamente tres meses, ya que me di cuenta de que me podría interesar la No Ficción y entonces, si leo sobre algo que me interesa, puedo devorar todos los libros que quiera sin caer en los vicios anteriormente mencionados. Después tenía el problema de que estoy obligada a usar las dos manos con los libros grandes e incluso medianos, cosa que me incomoda, pues yo prefiero leer con una sola mano. Además, éstos se doblan, se cierran, no se pueden leer a oscuras, y un quilombo que, junto con el hecho de que no puedo permitirme gastar demasiado dinero en este nuevo hobby, al principio me desanimó enormemente. Entonces descubrí dos cosas que fueron mi salvación: el formato EPUB, y un sitio web que distribuye gratuitamente estos e-books llamado Lectulandia (algunos dirían que a lo pirata, ya que usualmente no contienen DRM).

El primer libro que descargué fue Un mundo sin hombres de Sandra Newman. Aunque no me disgustó el libro (que además es de ficción), prefiero no comentar nada al respecto. Después me fui con La catedral y el bazar de Eric S. Raymond, y Software libre para una sociedad libre de Richard M. Stallman. También empecé a leer La gran novela de las matemáticas de Michaël Launay, ¡España libre! de Albert Camus e Historia de lo trans de Susan Stryker. Después de haberle cambiado el S.O a mi smartphone me di cuenta de que no había respaldado los archivos .epub, y entonces perdí todo. Volví a descargar todos los libros, y decidí respaldarlos en una carpeta de mi cuenta de NextCloud, que después abrí al público bajo el nombre La biblioteca de Autumn. El mes pasado terminé de leer todos los libros que acabo de mencionar.

Hay tres libros que recientemente terminé de leer, que me han dejado un montón de enseñanzas. El primero es El enemigo conoce el sistema de Marta Peirano, que fue el libro que me impulsó a comenzar a usar la red TOR y los dominios .onion, a darle más importancia a la encriptación para mis archivos e información personales, y a cuidarme mucho de los instrumentos de vigilancia utilizados por el gobierno y las empresas en la Internet. El segundo es El hombre que desafió a Babel de René Centassi, una biografía del creador del Esperanto, Luis Zamenhof, y que además de ser una montaña rusa de emociones me permitió conocer mucho mejor la lengua a la que he dedicado una parte de mi vida durante ya 8 años. El tercero es Elijo ser yo de Lucy Ibañez, que me abrió los ojos sobre bastantes cosas de mi identidad y mi persona, y que instantáneamente comenzó a ayudarme un montón a superar mis problemas para definir mi forma de ser y mi estilo.

Entonces leer libros, incluso si son supuestamente piratas y sólo en formato EPUB, ya me está dejando cosas buenas; estoy aprendiendo un montón, estoy comenzando a redactar mejor (en parte debido a toda esa lectura y en parte debido a la práctica que adquiero al escribir este blog), estoy enriqueciendo mi léxico con palabras que antes no conocía, me estoy informando de cosas que después podré fundamentar y, lo más importante, no sufro más de aburrimiento.

Lo que más me intriga y al mismo tiempo fascina de todo esto es que, a diferencia de las series y películas, que ya te dan un escenario y el aspecto de los personajes es predefinido e invariante, los libros hacen que tu imaginación vuele. Al principio de La gran novela de las matemáticas se plantea un escenario del Paleolítico, en la que un cavernícola toma un bloque de sílex y comienza a darle golpes con una piedra maciza para darle una cierta forma, y se menciona que cada golpe era premeditado y no fruto del azar. Mi mente inmediatamente imaginó todo como si fuera en primera persona: el escenario, el punto de vista del cavernícola, y aquel razonamiento al cual llegó para saber en dónde y cómo dar el golpe. Cuando me di cuenta de ello entendí lo poderosa que es la mente, y comprendí la magia del libro que estaba leyendo, que me permitió ponerme en la piel de un cavernícola de hace un millón y medio de años, del cual no sé nada, que ni siquiera era de la misma especie de Homo que la mía, y con el cual no tengo absolutamente ninguna relación.

Así, en este día y medio que he estado sin electricidad y sin poder hacer mucho, no me he aburrido en lo más mínimo. Me he dedicado a leer más libros, y poco a poco mi pequeñísima biblioteca irá creciendo hasta que Francisco me cobre cantidades astronómicas de dinero por el almacenamiento de NextCloud.

En 3 meses he leído ya 9 libros, mientras que conozco a mucha gente que en un año no lee ni la mitad de uno. Con esto no es mi intención presionar al lector de este blog a descargarse cantidades industriales de libros y leerlos todos en una semana. Incluso yo misma no me presiono; si ya leí tantos es porque antes sólo me aburria sin saber qué hacer durante esa misma cantidad de tiempo. En mi caso leo principalmente No Ficción, pero sé que hay miles de libros con historias ficticias sumamente interesantes que fácilmente pueden entretener más que una serie o una película. Este nuevo hobby de la lectura impulsó mucho mi decisión de crear este blog, y ahora, cuando converso sobre temas que me interesan, tales como el Software Libre, la historia universal, los movimientos sociales, etcétera, ya me es imposible no mencionar que “tal cosa la leí en tal libro”, muy diferente y mucho más enriquecedor que el ya habitual “tal cosa la leí en tal publicación de Facebook” o, peor aún, “tal cosa la vi en TikTok”.

Y esa es la historia de cómo, después de tantos años de rehusarme a leer libros porque creía que “eran aburridos” (que es verdad que dejo deliberadamente a medias los libros que me aburren), pasé a comprender que la lectura nos dará conocimiento, y el conocimiento nos dará libertad.


Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.