Autumn's Blog

El nuevo desafío de Autumn64

Hostear es un anglicismo que significa “hospedar” o “alojar”, y que se refiere al dispositivo (que puede ser una computadora, una Raspberry Pi, un smartphone, o lo que sea) desde el cual se presta un sitio web o servicio por internet (es decir, que actúa de servidor). Este host puede estar en cualquier ubicación, y puede ser que nosotros utilicemos una plataforma ajena, o que usemos una propia. A este último caso se le llama “autohostear”.

Son muy populares los servicios de hosting, que ofrecen la capacidad de mantener un sitio web o un servicio online por un precio. Wordpress ofrece este servicio, en el que todos los sitios tienen la terminación wordpress.com, Mastodon también ofrece el suyo propio con masto.host, y servicios como Hostinger permiten alojar páginas web. Incluso existen sitios como PloxHost o Sparkle Host, que ofrecen planes de hosting para servidores de Minecraft, y para bots de Discord. Estos servicios tienen la ventaja de que requieren pocos o nulos conocimientos para utilizarse, además de que no hay que poner de nuestra propia tecnología, por lo que tendremos un soporte técnico casi automatizado y no habrá que preocuparnos por nada. Las desventajas son que, en primer lugar, estamos sujetos a las reglas y los términos de uso de estos proveedores, que en muchas ocasiones pueden ser desventajosos para el consumidor; en segundo lugar, si ocurren fallas que provoquen la pérdida total o parcial de nuestra información, difícilmente podremos hacer algo al respecto.

Después está el autohosting, que desde el principio nos da la ventaja de tener el control total y absoluto sobre la información que entra y sale de nuestro sitio o servicio, sin que tengamos que limitarnos por reglas o términos de uso (aunque sí por la legislación local). Sin embargo, la dificultad de autohostear es bastante alta, requiriendo, al menos, conocimientos básicos de redes y de servidores, además de que cosas como el soporte técnico, respaldos, configuraciones de firewall, y demás prácticas de sysadmin son totalmente nuestra responsabilidad, y muchas veces nadie nos ayudará con ello. Esto significa que, en muchas ocasiones, debemos dedicar parte de nuestro tiempo a mantener nuestro servidor, cosa que muchas personas no pueden o no quieren hacer.

La primera vez que publiqué mi página web lo hice mediante GitHub Pages, un servicio que permite hostear páginas web estáticas a partir de un repositorio especial. Después transferí el sitio a Codeberg Pages, que actualmente sigue activo, y que funciona a manera de sitio espejo. Estos servicios son gratuitos, por lo que se puede tener a un sitio web ahí indefinidamente. Sin embargo, tienen la desventaja de que cosas como php no se pueden usar, además de que, para actualizar el sitio, se debe hacer un commit cada vez.

El mes pasado decidí entonces contratar una VPS con el proveedor PloxHost, que por una modesta cantidad de 4 dólares al mes te dan 1 GB de RAM, 20GB de almacenamiento NVMe, y 4 TB de ancho de banda (¡Esto no es un sponsor!). Eso me bastaba y me quedaba muy de sobra para el propósito inicial por el que la contraté, que era hostear unas cuantas instancias de mi bot de Discord Keyes. Así estuve aproximadamente un mes, hasta que me di cuenta de que las comunidades de Discord en las que estaba se volvieron muy inactivas y, por ende, dejaron de utilizar a los bots.

Tras ese rotundo fracaso di de baja los bots, pero no quería dar de baja también la VPS porque sabía que la podía usar para más cosas que simplemente mantener en segundo plano un puñado de scripts de python comunicándose con la API de Discord. Entonces me atreví a lo que para mí parecía impensable: instalé nginx, y transferí mi sitio web de Codeberg hacia allí. El resultado fue tan satisfactorio que, además, me dieron ganas de montar un blog usando la tecnología WriteFreely, y después levanté este blog, que en un principio funcionaba con Bash Blog, y que ahora funciona también con WF.

Entonces, estoy en una situación de semi-autohost. Yo fui quien instaló, configuró y echó a andar la arquitectura de red, pero el espacio en sí es proporcionado por PloxHost. No autohosteo plenamente porque no tengo ningún lugar vacío en mi casa para poner un servidor ahí, además de que no tengo IP estática, y tampoco pienso que valga la pena el gasto de energía eléctrica.

Por un tiempo quise hostear una instancia de FunkWhale para ahí poner mi música, experiencia que cuento en esta entrada, aunque esta tecnología sí que consume bastantes más recursos y ya no me estaba alcanzando con tan sólo 1 GB de RAM. Al final deshice la instancia y convertí al dominio music.autumn64.xyz en un conjunto de páginas web estáticas que contienen de una manera más simple y transparente mis canciones, y que está libre de los bugs de FunkWhale. Recientemente levanté mi quinto sitio web, también de WriteFreely, que es un blog similar a este, pero en Esperanto. Además, dos de los blogs y el sitio de música se pueden acceder desde la red de TOR.

Con todo esto he aprendido una infinidad de cosas; desde prestar servicio en un simple y sencillo sitio web estático, pasando por la creación y configuración de servicios en segundo plano con systemd, hasta configurar una reverse proxy, y encima pasarla por TOR. No sólo eso, sino que además aprendí a usar SSH, aprendí a crear claves para iniciar sesión con ellas en lugar de con contraseñas, aprendí a usar cron, aprendí más sobre los entornos multiusuario y la gestión de permisos, y aprendí a crear respaldos esporádicos que se suben a mi espacio de Nextcloud, con lo cual indirectamente aprendí un poco sobre las API REST. Además, aprendí mejor sobre cómo funcionan los servidores, los firewall, los puertos de red, las medidas de seguridad y el sysadmin en general.

En resumen, el proceso en el que comencé a autohostear mis propios servicios web ha sido una verdadera odisea. ¡Y vaya odisea más divertida, pedagógica y fructífera!


Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.

Esta mañana me desperté, y me di cuenta de que tenía como 10 mensajes no leídos de un amigo de XMPP que me decía que yo “me estaba perdiendo por holgazana” cómo una actualización fallida de Windows dejó inutilizables los sistemas informáticos de cientos de aeropuertos, bancos y estaciones de trabajo en el mundo, con sus consecuentes pérdidas económicas [1]. Aprovecharé esta situación para tocar un tema del que quería hablar desde hace tiempo, que es la enorme ventaja de la descentralización.

Primero entendamos la diferencia, ya que me han comentado algunas veces que realmente no estoy llevando tan de la mano a los lectores como era mi intención. Un sistema (y especialmente una red) centralizado es un conjunto de conexiones en las que hay un nodo “central”, que es el que recibe todas las peticiones y todas las conexiones por parte de todos los demás. Entonces, si yo tengo dos computadoras conectadas a la red centralizada y quiero intercambiar información entre ambas, primero debo enviar esos datos al nodo central, para que luego éste los reenvíe a la otra computadora, y lo mismo viceversa.


Esquema de una red centralizada. Los equipos sólo pueden comunicarse con el servidor, y requieren de éste para interactuar entre sí

Estas redes centralizadas son buenas si lo que se busca es tener todo bien sincronizado, y si queremos asegurarnos que todos los clientes (es decir, quienes se conectan a la red) reciban la misma información. Es esta también la razón por la que las redes sociales privativas, como Facebook, Instagram, Twitter o Reddit, son capaces de aplicar reglas y directivas desventajosas para los usuarios (por ejemplo, el cobro en la API de Reddit o las reglas transfóbicas de Twitter), sin que nadie pueda librarse de ello; al ser redes centralizadas, basta con aplicar el cambio una sola vez para que todos los demás lo reciban.

El problema con la actualización fallida ha tenido repercusiones tan catastróficas porque todas las computadoras afectadas se conectan a la red de Azure, que es centralizada. Cuando la empresa CrowdStrike envió su actualización, todos los equipos en esa red la recibieron, además de que, dado que Windows está diseñado para impedir la desactivación de las actualizaciones automáticas [2], no quedó de otra más que aguantarse y sufrir las consecuencias.

Por otro lado tenemos a las redes descentralizadas, que no son nada nuevo para los usuarios del Fediverso, de la red Tor o de los Torrents. Existen dos modalidades acá: la descentralizada y la distribuida. En el primer caso, hay un conjunto de servidores diferentes a los cuales te puedes conectar, y que pueden prestar los mismos o diferentes servicios. Un ejemplo serían las instancias del Fediverso, que son servidores que utilizan la misma tecnología pero que son distintos entre sí. En el segundo caso, los mismos nodos pueden actuar de servidores y de clientes, y entonces la conexión se hace directamente de computadora en computadora, de manera muy similar a como funciona BitTorrent.

En el caso de las redes sociales descentralizadas y distribuidas (como el Fediverso o XMPP), el hecho de que una instancia imponga una regla o una restricción no significa que el resto de instancias también lo harán. Del mismo modo, este problema de Windows me recordó a que, hace poco más de 6 meses, una actualización incorrecta de la librería QT provocó que algunas aplicaciones de Arch Linux y de sus derivados no funcionaran correctamente. La arquitectura misma de GNU/Linux hace que, ante un fallo de tal naturaleza, solamente se rompan unas cuantas aplicaciones y no todo el sistema, pero además este problema afectaba sólo a Arch y sus derivados; los usuarios de Debian, Linux Mint o Mageia no tuvieron problemas en absoluto. Al cabo de hora y media el problema se solucionó, y ya todo el sistema estaba de nuevo en funcionamiento.

Las redes descentralizadas nos permiten crear comunidades que pueden dedicarse o girar en torno a cualquier cosa; así como hay grupos de Facebook de videojuegos, de política, de tecnología y de activismo, también puede haber comunidades descentralizadas de estos mismos temas, y que siguen estando interconectadas entre sí. También promueve la diversidad, pues al no depender de una entidad central que dictamine las reglas del juego, cualquier persona puede montar una instancia sin que su libertad de expresión se le vea coartada, aunque por supuesto los demás pueden ponerse de acuerdo para bloquearle si así lo desean (como el pacto para bloquear a Threads, o que la mayoría bloquea a las instancias de nazis).

La descentralización nos permite hacer lo que más nos gusta, sin estar bajo la vigilancia constante de un ente central, de un Gran Hermano. También nos vuelve conscientes sobre la diversidad, y representa una manera transparente de compartir con los demás, además de que nos ofrece una manera de conectar con el resto del mundo desde el lugar, sitio y punto que nosotros queramos. Gracias a la descentralización podemos ser nosotros mismos sin que una empresa nos obligue a lo contrario, y sólo gracias a la descentralización es que se pueden crear comunidades sanas, diversas y que contribuyen con cualquier medio al progreso de la tecnología, las artes, y todo aquello que nos hace humanos. ¡Viva la descentralización!


Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.

Contrariamente a lo que la mayoría de la gente en Occidente cree, el acto de cubrirse la cabeza no fue inventado por los musulmanes, ni es exclusivo de las mujeres, ni es un símbolo de opresión. El velo, entendido como un trozo de tela hecho para cubrir la cabeza, ha sido parte del conjunto de la “vestimenta” de la humanidad desde sus inicios. Antiguas civilizaciones, como los romanos, los griegos, los celtas, los asirios, los persas o los árabes preislámicos daban un símbolo de estatus al velo; sólo las personas privilegiadas podían usarlos [1].

Más modernamente, y cayendo ya en el aspecto religioso, la iglesia católica requirió hasta mediados del siglo XX que las mujeres entraran al templo cubriéndose la cabeza con un fino velo, tradición que perdura en las iglesias ortodoxas y algunas iglesias protestantes, además de las tan conocidas monjas, que las novicias usan un velo blanco, y las experimentadas uno negro. También es relativamente común el velo en el hinduismo, el judaísmo y algunas corrientes neopaganas.

Es preciso aclarar que el velo no es homogéneo; a veces ni siquiera consiste en un trozo de tela [2], y tampoco es todo de la misma forma, ni se usa siempre por las mismas razones, ni tampoco se entiende de la misma manera por parte de culturas diferentes.


La joven de la perla, de Johannes Vermeer

Dutch girl at breakfast, de Jean-Étienne Liotard

Mujeres rusas ortodoxas

Lo cierto es que un velo no es más que un trozo de tela que te pones en la cabeza y ya está. Históricamente es verdad que se asoció más a las mujeres en las sociedades europeas, pero en el resto del mundo esa exclusividad nunca existió. Tampoco tiene por qué estar asociado con una religión, ni con nada específico. En el pasado se solía relacionar al velo con la modestia, una de las más importantes virtudes del ser humano; hoy en día, aunque esto sigue siendo verdad en muchos lugares, en Occidente se le ha dado un significado más bien de opresión y, por consiguiente, ha terminado de una manera mucho más terrible.


Luca Pacioli

En mi caso, ya expliqué anteriormente un poco del por qué decidí comenzar a usar velo, que no tiene nada que ver con religión (y que retracté una de mis declaraciones de ese post, en donde dije que “no lo disfrutaba para nada”). En realidad el uso de velo siempre me llamó la atención, así como la vestimenta modesta (que es la razón por la que siempre he estado en conflicto interno con el otro tipo de vestimenta que también me gusta, y que mencioné en la otra entrada). Desde hace más o menos 3 años practico lo que en inglés se llama “partial veiling”, que es básicamente que a veces usas velo y la mayor parte del tiempo no. Recién vengo cumpliendo un mes de practicar el “full veiling” que, ahora sí, implica el usar velo todo el tiempo (entendiéndose como todo el tiempo que estás fuera de casa). Durante este mes me he encontrado una serie de dificultades que, en un principio, casi me hicieron arrepentirme de mi decisión, pero que luego de un poco de reflexión me hicieron darme cuenta de algo muchísimo mas grave.

A pesar de que (quiero pensar que) ya demostré que el uso del velo no es algo exclusivo de un sólo grupo de personas ni de un sólo género, en Occidente se le asocia como algo exclusivo de los musulmanes. Esto es debido al 9/11, que transformó por completo la manera en la que se veía y se entendía a los miembros de esta religión. Se les empezó a ver como terroristas, como fundamentalistas, y como una “amenaza” para la “cultura occidental”, además de que, debido a la imposición del burka por parte de los talibanes, que es algo más bien político y que no tiene nada que ver con la moral religiosa islámica [3], se empezó a ver a las mujeres musulmanas que usan velo como que son universalmente “oprimidas”. Los únicos 3 países en los que me consta que las mujeres son obligadas a cubrirse la cabeza son Afganistán, Irán y Arabia Saudita, mientras que en el resto de países no es obligatorio, ni es tampoco una manera de “oprimir” a las mujeres. Menos aún en países como Malasia o Indonesia, en donde hay bastante población que no se cubre la cabeza, incluso si son países de mayoría musulmana.

Pienso que el acto de cubrirse la cabeza es una decisión personal que no debe estar condicionada ni por una manera de pensar, ni por una religión, ni por un dogma, ni por una ley. Entonces, estoy totalmente en contra de que los gobiernos saudí, iraní y talibán impongan el uso del velo a las mujeres, así como también estoy en contra de que los gobiernos francés, tayiko y chino (en algunas regiones del país) lo prohíban. No me parece inválido que haya personas que digan que “la religión musulmana dice que las mujeres deben usar velo”, pero tampoco me parece correcto del todo, y pienso que todas las personas, independientemente de su religión, tienen derecho a ponerse o a quitarse un velo cuando quieran y como quieran, y nadie tiene por qué obligarles a nada, además de que apoyo totalmente a las mujeres que luchan en Irán para quitárselo, del mismo modo que apoyo a las mujeres que luchan en Francia para ponérselo. Este relato de la “opresión” también explica parcialmente el por qué Occidente afirma (y que es una de las principales críticas a la cultura occidental) que las musulmanas están “oprimidas”, mientras que las monjas cristianas, que se cubren tanto o incluso más que las primeras, no lo están.

Debido a esta falsa y forzada asociación del velo con el islam, las dificultades con las que me he encontrado en este mes tienen que ver directamente con gente llamándome “terrorista”, diciendo que “me volví musulmana y ahora tengo una bomba” o que “estoy siendo oprimida”, y demás comentarios estúpidos e ignorantes que en un momento lograron hacerme sentir bastante insegura. En parte diré que me sirve para ser más empática, ya que sé que la discriminación que estoy recibiendo no es ni una pizca de lo que reciben las verdaderas musulmanas, así que ahora entiendo mejor cómo se sienten, y por ende sería hipocresía de mi parte discriminarles. El colmo son algunos otros musulmanes, que me preguntan si soy musulmana, y cuando les digo que no, me responden “pero estás usando hiyab”. No, no es un hiyab, es un trozo de tela que me puse porque se me cantó, y que no es con la intención de “imitar” a nadie ni de “parecer ser” nadie.


Los dos estilos de velo que usualmente utilizo, de manera indistinta e intercambiable

De la mano con este problema de asociación, en el que se me identifica erróneamente como musulmana debido a un simple trozo de tela, me he enfrentado también a una situación muchísimo peor. Debido a esta creencia occidental de que las musulmanas son “oprimidas”, entonces se da por sentado (también erróneamente) que son inocentes, puras y, sobre todo, vulnerables. Entonces ocurren dos cosas: la primera es que, la gente que se queja diciendo “antes, cuando no te cubrías la cabeza, te veías más hermosa”, está diciendo indirectamente que era más fácil sexualizarte, y ahora, al volverte supuestamente “más fea”, ya es menos fácil, o menos gratificante; la segunda es que esta sensación de “pureza” y “vulnerabilidad” que deja el relato de la “opresión” provoca que haya hombres que sienten que son potenciales aspirantes a disfrutar esa “pureza” de manera sexual, por primera y única vez. Es decir, Occidente ha convertido al velo en una herramienta más para sexualizar y cosificar a la mujer. Eso es un problema muy grave para las musulmanas, ya que el propósito original del hiyab era más bien lo opuesto, y también es un problema para quienes usamos velo para propósitos distintos a la modestia, ya que salimos también “embarradas” en esa sexualización.

La sexualización de la modestia, y particularmente del velo, es algo que ya había comenzado después de 2001 debido al relato de la “opresión”, pero después vio su boom cuando la actriz pornográfica Mia Khalifa salió en cámaras con la cabeza cubierta, a manera de imitación de un hiyab. Fue a partir de entonces cuando nació toda una industria en la que mujeres que se disfrazan de musulmanas hacen pornografía, satisfaciendo los fetiches y parafilias de personas que no hacen más que cosificar a la mujer. Miles de sitios web pornográficos día a día publican bajo nombres como “Sex With Muslims”, “Hijabi Fucker”, y más frases que convierten a quienes usamos velo en auténticos dildos. Ya me ha tocado verlo con mis propios ojos, en donde un asqueroso alguna vez me dijo con mucho orgullo “I can't stop fapping at your hijab”. No uso el velo con el propósito de que a los hombres se les levante la pija, ni tampoco lo hago pretendiendo lucir “sexy”. Comencé a hacerlo inicialmente por las razones ya expuestas en la entrada anterior del blog, y ahora lo hago porque lo quiero hacer, y porque he empezado a disfrutar el hacerlo. Es decir, estoy comenzando a ser feliz así.

Esta sexualización es un problema que, de nuevo, nos despoja de nuestra humanidad, convirtiéndonos en simples dildos desechables y sin valor. Es preciso luchar en contra de ello, educando a la gente de lo que es y lo que no es el velo, enseñando que ser musulmán no es requisito ni es tampoco condición para usarlo, y luchando en contra de la industria pornográfica, así como en contra de los fetichistas y parafílicos, que le dan a un trozo de tela un significado que no tiene. Asimismo, seamos libres en escoger el tipo de vestimenta que queremos usar, ya sea que prefiramos cubrir todo nuestro cuerpo con vestidos de señora de 50 años, prefiramos seguir las tendencias de la moda y vestirnos a lo moderno, o prefiramos incluso rozar los límites del pudor, siempre respetando la integridad y el espacio personal de los demás. ¡No permitamos que nadie nos diga cómo vestirnos, ni permitamos que se nos sexualice por ello!




Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.

Los inicios de Internet se trazan en lugares diferentes, con propósitos distintos y siendo implementado de maneras distintas. Por un lado tenemos al ARPANET, red de comunicación entre computadoras financiadas por el Pentágono y el Departamento de Defensa de E.E.U.U, que utilizaba un sistema de conmutación de circuitos que era centralizado, jerárquico y pesado, aunque alguna vez se propuso utilizar el llamado “enrutado de patata caliente”, que se desechó. Después está la USENET, que es de por sí descentralizado, distribuido y que, debido a su uso fuera del ámbito académico, se le llamaba peyorativamente “el ARPANET de los pobres”. A principios de los años 80 ARPANET dio el salto hacia TCP/IP, y con ello se fue gestando lo que una década después sería el inicio del boom del Internet.

ARPANET se había diseñado originalmente “a prueba de ataques nucleares”, pues su propósito era justamente el de proteger la información que contuviera en caso de recibir un ataque por parte de la URSS. Para 1971 el gobierno ya había perdido el interés en el proyecto, y quisieron vendérselo a AT&T, pero éstos se negaron. Es decir, si el Internet nació como una red abierta y descentralizada es porque el gobierno estadounidense no entendió su potencial, y porque la única empresa que tenía capacidad de comprarla, mantenerla y expandirla la rechazó.

TCP/IP y el Internet se diseñaron, al menos originalmente, para ser neutrales, distribuidos y antimonopolio. 30 años después, Internet se ha convertido en el monopolio más grande del planeta; no porque una sola empresa lo controle, sino porque 5 empresas (que muchas veces actúan en conjunto y se terminan volviendo una sola) lo controlan. Google es propietario del DNS más grande e importante del mundo, además de que controla gran parte del tráfico de la red gracias a sus miles de servicios, como Gmail, Google Docs, YouTube, Adsense, y cómo no, el buscador; el producto estrella de Google, junto con su navegador web Chrome. Todo el conocimiento del mundo en la palma de tu mano, y que ha adquirido tanta importancia en la vida de las personas que hasta se ha convertido en una marca vulgarizada, con palabras como “gugléalo” o “búscalo en chrome”. También tiene el mapa, sistema de espionaje, base de datos de lugares y personas, e infraestructura de geolocalización más grande de la historia: Google Maps.

Facebook, por otra parte, tiene la base de usuarios más grande jamás vista, con redes sociales como Instagram, Whatsapp y su red social homónima. Además, esa base de usuarios le permite, además de hacer millones de dólares, identificar y crear patrones de todos y cada uno de estos usuarios: sus gustos, las cosas que odia, sus aficiones, sus inclinaciones políticas, su familia, los lugares que frecuenta, sus intereses, etcétera, y con base en ello Facebook, Google y otro puñado de empresas pueden ponerles anuncios. Además, estas redes sirven para manipulación de las masas, como instrumento de vigilancia permanente, y como droga que causa la tan conocida adicción a la tecnología.

Pasaré de hablar de Microsoft y Amazon, que ya son bastante conocidas (por ejemplo, AWS hostea casi la mitad de todos los sitios de internet, y que usa para entrenar a su propia inteligencia artificial), porque quiero hablar del conglomerado chino, comprendido por empresas como Tencent, Alibaba o ByteDance, que todas son a fin y al cabo la misma empresa a merced del gobierno chino, que no solamente imponen una injusta restricción a sus ciudadanos con respecto al acceso a internet, y que los mantienen en constante vigilancia bajo un sistema de crédito social digno de una novela de Orwell, sino que además cuentan con los sitios web más engañosos y nefastos: AliExpress y Temu, que frecuentemente se ven envueltos en polémicas de fraude, y la cereza del pastel: TikTok, una red social que está pudriendo a la Generación Alfa, y que además es la puerta (o más bien debería decir portón gigante) por la que una cantidad exorbitante de datos de personas de todo el mundo pasan a manos del Partido Comunista Chino.

Entonces podemos darnos cuenta muy fácilmente de que el internet no es ni democrático, ni descentralizado. No lo es cuando un puñado de inteligencias artificiales te siguen la pista, en una práctica conocida como tracking, para crear un perfil de ti con base en los sitios que visitas, tu interacción con ellos y el tiempo que pasas ahí, para así ponerte anuncios. El internet, por lo menos en la faceta que todo el mundo conoce, no es más que el negocio más grande del universo, y es también el instrumento de vigilancia y manipulación más barato, eficiente y descarado (Android tiene permanentemente activado el puerto 443 para que el gobierno o quien sea pueda “meterse” sin autorización a nuestro dispositivo, vea su sistema de archivos, encienda su cámara, escuche su micrófono, y capture nuestra ubicación en tiempo real).

Entonces, ¿estamos condenados a la vigilancia permanente y a nuestra transformación no consentida en un producto? Afortunadamente no del todo. La cultura hacker, tan característica de los años 70, no se perdió, sino que se transformó en algo más poderoso, ético y liberador: el Software Libre.

Existen varias tecnologías libres, abiertas y descentralizadas, que son la muestra de lo que el internet debería haber sido en un principio. El carácter no adictivo, no espía, no comercial y no alienado del Fediverso nos permite interactuar con las redes sociales de una manera sana, ética y viéndolas como una herramienta de comunicación, no como una necesidad. XMPP es la mejor muestra de que el uso de encriptación (y, por ende, de privacidad) en las conversaciones privadas y grupales es algo posible, eficiente, seguro y sobre todo ético. BitTorrent nos permite compartir archivos sin necesidad de depender de un tercero que podría ver y robar o censurar lo que compartimos. La red Tor nos permite navegar en un superconjunto del Internet en el que, gracias a la colaboración de miles de voluntarios que montan servidores de enrutamiento, podemos hacerlo de manera anónima, y evitando los trackers y demás técnicas funestas de robo de información personal. Y en general las redes y tecnologías libres, abiertas y descentralizadas son la manera que encontró la comunidad de no someterse a un conjunto pequeñísimo de empresas que lo quieren todo, cueste lo que cueste. Gracias a estas tecnologías habemos personas que podemos disfrutar de una vida ética, en la que no somos manipulad@s por parte de un tercero, y que permite que nuestra relación con la tecnología sea sana, moderada y productiva.

Es prudente también mencionar que hay que tener un poco de cuidado en estas redes descentralizadas, ya que, a pesar de que fueron creadas con las mejores intenciones, el hombre es un lobo para el hombre. Personalmente recomiendo evitar cosas como la Hidden Wiki, los índices extraños y poco conocidos de torrents, etcétera, ya que es muy fácil comenzar en un lugar inocente sin saber a dónde vamos, para terminarnos encontrando con verdaderas asquerosidades que desafortunadamente representan una mancha en el gran trabajo de difusión y colaboración de quienes desarrollan estas tecnologías libres. No debemos culpar ni a la tecnología (libre, por supuesto) ni a quien la desarrolla, debemos culpar a quienes la usan para todo menos para lo que se diseñó.

Aprendamos a valorar nuestra privacidad y nuestra libertad, y nunca más dejemos que empresas de mierda nos conviertan poco a poco en productos desechables y sin valor. Usemos tecnologías libres, compartámonos por BitTorrent archivos encriptados, naveguemos anónimamente mediante Tor, construyamos comunidades en XMPP y el Fediverso, y apreciemos el hecho de que podemos decidir todo esto gracias al trabajo de personas que decidieron no subyugarse ni someterse al control ni a la vigilancia de la “dictadura de la información”, y que por el contrario buscaron y siguen buscando la democratización de la Internet. Ahora más que nunca, ¡sólo la libertad nos hará libres!


Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.

Pronto lanzaré un nuevo álbum de música, por lo que reactivé mi canal de PeerTube, y quise ver si aún tenía acceso a mi cuenta de FunkWhale, en la que no podía iniciar desde hace 2 meses. Resulta que no. Cada que pongo mis credenciales el servidor manda “Server Error”, y con ello prácticamente perdí el control de esa cuenta. Fue entonces cuando decidí hostear yo misma, aprovechando el espacio que me quedaba en la VPS.

Entonces, entré a la documentación de FunkWhale, y me dirigí al apartado de instalación, en el que ofrecían un script de instalación rápida, un método manual, y un contenedor de Docker. Para no dedicarle tanto tiempo a ello, decidí usar el script, y no pude evitar darme cuenta de que, al final de la instalación, mandaba un mensaje de error diciendo que había una variable que no estaba definida. Sin embargo, en teoría ya tenía la instancia funcionando, por lo que no le presté mucha atención. Ahora el problema era otro; el sitio ya funcionaba e incluso federaba, pero, ¿cuál es la maldita contraseña para iniciar sesión?

Al momento de instalar FunkWhale sí me pidió el nombre del usuario administrador, pero no me pidió ninguna contraseña, y entonces decidí reinstalar todo para asegurarme de que no me haya saltado un paso. Todo el proceso fue exactamente el mismo, y de nuevo no me pidió ninguna contraseña. Prestando un poco de atención al mensaje de error que salía anteriormente, me di cuenta de que justamente la variable que no estaba definida era la susodicha contraseña, que la esperaba como una variable de entorno que, evidentemente, no existía. Procedí a utilizar la herramienta manage, que viene incluida en la carpeta de instalación, para tratar de cambiar (o establecer, en todo caso) la contraseña de administrador, pero en todo momento mandaba un backtrace larguísimo, junto con un mensaje de error indicando que ahora el problema estaba en la base de datos, que en este caso es PostgreSQL porque esa es la que usa FunkWhale.

Inmediatamente busqué tutoriales y documentación sobre PostgreSQL para tratar de arreglar el problema, y manualmente cambié la contraseña de administrador, pero entonces al querer iniciar sesión en el sitio me mandaba el famoso mensaje de “Server Error”, y cuando quise volver a moverle resulta que la base ya estaba toda mal y ya no servía. En la documentación de FunkWhale no había absolutamente nada de algún troubleshooting post-instalación, más allá de mencionar que usáramos journald y leyéramos los logs para ver qué pasaba (y ni journald ni los logs decían nada).

Para mi tercer intento quise llevar un enfoque distinto: no configurar una cuenta de administrador, y entonces agregarla después de haber instalado todo. De nuevo, pero esta vez al meter el comando para agregar un usuario, tiraba error de la base de datos. De nuevo instalé todo para asegurarme de no haber errado en un paso, y nada. Estuve así toda la tarde, tratando de pensar en por qué estaba fallando y cómo lo podía arreglar, pues nunca en mi vida he usado PostgreSQL, y mucho menos he hosteado nunca una instancia de un servicio del Fediverso más allá de WriteFreely, que usa SQLite y entonces es mucho más fácil de gestionar.

No fue sino hasta después de un rato leyendo el foro de FunkWhale que encontré que todas las operaciones de administración de la instancia deben hacerse anteponiendo el comando sudo -u funkwhale, es decir, se deben hacer desde un usuario llamado funkwhale que el script crea al momento de la instalación. Inmediatamente lo intenté, y esta vez pude agregar el usuario con éxito, y pude iniciar sesión. 5 intentos me tomó poder iniciar sesión en mi propia instancia.

Admito mi culpa de no haber leído con detenimiento toda la documentación, ya que el usuario funkwhale sí se menciona en el apartado de la instalación manual, pero también me parece una chorrada que en el apartado de la configuración de la instancia nunca se mencione, ni tampoco se especifique que se debe usar ese usuario para la administración de la instancia del lado del backend, y entonces por eso yo estaba más que perdida y tardé 2 horas y media en hacer algo que habría quedado en 15 minutos.

Uno de los principales problemas del Software Libre, que reconoce hasta Stallman, es la falta de manuales (o en este caso documentación) buenos, ya que a los programadores de SL les encanta escribir código, pero no les gusta escribir documentación. De parte de una compañera desarrolladora, les pido de todo corazón que hagan lo siguiente para los programas o servicios de SL que pudieran tener. ¡Pongan buena documentación, carajo!


Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.

DISCLAIMER: Los contenidos de esta entrada tienen un alto valor especulativo, por lo que no se deben tomar como verdad absoluta, y se invita al lector a seguir investigando para tener un criterio adecuado al respecto.

El Gran Filtro

En 1950 Enrico Fermi, conocido como “el arquitecto de la era nuclear”, se encontraba en el laboratorio conversando informalmente con sus colegas. Se planteó la siguiente contradicción: si hay numerosas civilizaciones en nuestra galaxia entonces, “¿Dónde están? ¿Por qué no hemos encontrado trazas de vida extraterrestre inteligente, por ejemplo, sondas, naves espaciales o transmisiones?”. A esto se le conoce como la paradoja de Fermi, y desde entonces han tratado de plantearse soluciones que expliquen el por qué la vida extraterrestre parece ser muy rara a pesar de que las matemáticas dicen lo contrario.

Las emisiones de mensajes al espacio exterior por parte del ser humano con la intención de contactar a los extraterrestres no son algo ni raro, ni escaso. Tenemos la placa de la Pioneer, el mensaje de Arecibo, el disco de oro de las Voyager, etcétera. La mayoría de estos mensajes están contenidos en sondas espaciales, que aún no han salido o apenas están saliendo del Sistema Solar, por lo que es evidente que ahora mismo no se puede esperar una respuesta.

Una de las soluciones de la paradoja de Fermi, que es la que más nos interesa en este momento, es el Gran filtro. Esta hipótesis, propuesta en 1996 por Robin Hanson, plantea la improbabilidad de que se den las condiciones adecuadas para que surja una civilización que se pueda medir con la escala de Kardashov. Particularmente propone una lista de pasos o requisitos que se deben cumplir para que surja una civilización similar o superior a la nuestra, los cuales, según la Wikipedia y de manera incompleta, son los siguientes:

  1. El sistema planetario adecuado (especialmente con planetas habitables).
  2. Moléculas autorreplicantes (como el ARN o el ADN, además de las proteínas que se sintetizan a partir de estas).
  3. Vida unicelular simple (como bacterias y seres procariotas).
  4. Vida unicelular compleja (como células vegetales simples y seres eucariotas).
  5. Reproducción sexual.
  6. Vida pluricelular (primeros peces, hongos, animales, etcétera).
  7. Animales con cerebros grandes usando herramientas (como los primeros homínidos).
  8. Civilización (donde el ser humano está ahora).
  9. Explosión de colonización.

La hipótesis del Gran Filtro nos dice que al menos uno de estos pasos debe ser improbable. Se sabe que las células eucariotas surgieron por un suceso que ocurrió sólo una vez, en la que una bacteria se comió a una arquea, pero en lugar de engullirla ambas se fusionaron y formaron un nuevo ser. Puede que este sea el Filtro, al ser un acontecimiento extremadamente improbable (o quizás no). La paradoja de Fermi surgió en el contexto del Proyecto Manhattan, por lo que mismo Fermi llegó a afirmar que, si una civilización se vuelve lo suficientemente avanzada, entonces se autoexterminará con su propia tecnología, por lo que este también puede ser un Filtro.

Entonces, si el filtro está detrás nuestro, eso significa que somos los primeros en llegar al paso ocho (con base en la lista incompleta), y entonces en realidad no hay extraterrestres y somos extremadamente afortunados. Por otra parte, si el filtro está delante nuestro, eso significa que estamos condenados a extinguirnos o a fracasar al intentar alcanzar el paso 9, lo cual también explica por qué no hay extraterrestres. Esto es tan aterrador como suena, ya que deja a la incertidumbre el determinar en qué momento las cosas se pueden tornar en contra nuestra. No parece particularmente difícil (aunque sí fuera del alcance humano) la creación de ARN y proteínas a partir de moléculas inorgánicas, y que con las condiciones adecuadas surja un organismo autorreplicante que después dé origen a la vida. Además, también se conocen un puñado de cuerpos celestes potencialmente habitables dentro y fuera del Sistema Solar, lo que da aún más incertidumbre acerca de en dónde se encuentra el Filtro.

También es posible que no haya ningún filtro en absoluto, lo cual podría implicar indirectamente que hay miles de civilizaciones alienígenas similares a la nuestra, y entonces hay un factor distinto que impide el contacto entre estas civilizaciones y nosotros, que es mucho menos aterrador, pero sí mucho más deprimente.

La barrera física e insuperable

Alfa Centauri es el sistema estelar más cercano al Sistema Solar, que está a 4.36 años luz de distancia. Eso significa que, si tuviéramos una nave espacial y viajáramos con dirección a este sistema a la velocidad de la luz (cosa que no podemos, debido a que deberíamos carecer de masa para de verdad viajar a esa velocidad) tardaríamos aproximadamente 4 años, 4 meses y 9 días en llegar, esto yendo a una velocidad constante de poco menos de 300 mil kilómetros por segundo. La nave más rápida creada por el ser humano a la fecha de redacción de esta entrada es la sonda Parker, que viaja a 587 mil kilómetros por hora, es decir, 163.05 kilómetros por segundo. Esto significa que la sonda Parker tardaría poco más de 8022 años en hacer el mismo recorrido hacia Alfa Centauri.


Cálculo que demuestra el tiempo que tardaría la sonda Parker

Sin embargo, la mayoría de los sistemas planetarios que nos podrían interesar se encuentran a miles, o incluso millones de años luz, por lo que incluso la luz tarda demasiado en llegar allí. Entonces, podemos darnos cuenta muy fácilmente que el problema no es sobre si los extraterrestres existen o no, sino que, incluso si éstos existieran, la distancia que nos separa es tan grande que, si una civilización tuviese la nave más rápida jamás creada y la usara para viajar hacia la Tierra, tardarían tanto en el viaje que tanto esa civilización como la nuestra ya se habrían extinguido para la llegada. Eso también podría explicar por qué no recibimos mensajes de otros lugares en forma de señales de radio; la distancia es tan grande que, además de que estos mensajes tardarían millones de años en llegar, las posibles interferencias y el mismo decaimiento de la señal provocarían que, a su llegada, no sea más que ruido sin sentido e incomprensible, y entonces el mensaje que portaba se perdió para siempre.

La gente no es consciente del tamaño del universo, y eso es porque no conocen el concepto de universo observable, que existe debido a que la velocidad de la luz es constante y no infinita, pero el universo se expande a velocidades mayores que la de la luz, lo que crea una barrera que con el tiempo se va achicando, y que delimita a aquella parte del universo que alguna vez podremos alcanzar de todo lo demás, que se aleja con respecto a nosotros más rápido que la luz, y entonces toda esa región será inalcanzable para siempre. Esto puede darnos una noción bastante vaga de la inmensidad del universo, que es extremadamente grande y que de todas formas no podemos comprender.

Entonces la razón por la que nunca entraremos en contacto con extraterrestres no necesariamente es porque haya un Filtro que provoca la extinción de las especies llegadas a un determinado punto (aunque la hipótesis no me parece mala y le encuentro algo de sentido), sino que es porque el universo es tan grande, y la velocidad a la que podemos viajar es tan lenta, que a cualquier civilización alienígena que se encuentre en este momento viajando en dirección hacia nosotros, así como a cualquier señal expedida, aún le falta unos cuantos (o más bien unos muchos) millones de años para poder alcanzarnos. La humanidad tiene alrededor de 200 mil años de existencia, y la civilización nació apenas hace poco más de 10 mil años, por lo que es estadísticamente más probable que el Sol muera y la vida en la Tierra se extinga (entre 3500 y 6000 millones de años en el futuro), a que una civilización extraterrestre nos contacte.

Conclusión

Personalmente pienso que la vida extraterrestre existe, ya que no parece muy difícil el surgimiento de ésta en entornos macroscópicos, como planetas similares a la Tierra en la zona habitable de sus respectivos sistemas planetarios. Sabiendo que la vida intrínsecamente consiste en la competencia y lucha por los recursos para su supervivencia, y conociendo la amenaza del calentamiento global en la Tierra, no me es fácil imaginar a alguna otra especie alienígena realizando exploraciones espaciales, pues me parece más probable que esta se extinga antes de ello debido a un calentamiento global severo, a un hipercán, a radiación gamma expedida por supernovas o púlsares, etcétera. Quizás entonces el Filtro sea el paso 9, o quizás no se trata de un Filtro y es simplemente el límite natural al que cualquier forma de vida inteligente puede aspirar.

No me desagrada la idea de millones de civilizaciones similares a la nuestra, con su propia historia, sus lenguajes, su cosmología, su tecnología, sus descubrimientos, y aquello que los hace seres vivos al igual que a nosotros, y que sin embargo nunca han salido de su planeta y que no pueden aspirar a ello. Civilizaciones que en este momento están en una especie de análogo de la Edad Media, o que se hayan adelantado a nosotros y hayan ya descubierto la cura contra el cáncer, o que están en el momento en el que uno de sus individuos está a punto de publicar su propia teoría de la relatividad. Especies que acaban de descubrir el cálculo diferencial, que están haciendo las primeras computadoras con bulbos de materiales diferentes a los nuestros, que recién inventaron la escritura, o que conquistan y destruyen ciudades mediante caballos hechos con madera. Con miembros aspirando a conquistar sus continentes, y que unen y separan a sus pueblos. Con el mismo odio, guerra y muerte, pero también con el mismo amor, paz y vida tan característicos de la humanidad. No es para nada científico, pero tampoco es tan descabellado pensar en algo así sabiendo ahora la magnitud del tamaño del universo, que sabemos que es infinitamente más grande de lo que nunca sabremos.

Así entonces, yo me quedo tranquila sobre si hay extraterrestres o no. Sé que hay, y sé que no sabemos de ellos, así como ellos no saben de nosotros, y me provoca un gran sosiego saber que nunca contactaremos con ellos, porque el universo está hecho de manera que, incluso estando rodeados de millones de seres como nosotros, no podamos conocerlos y entonces pensemos que estamos solos, y eso está bien. La vida, independientemente de dónde se encuentra, y especialmente con nosotros, que sabemos y (no) comprendemos todas estas cosas, es la prueba de que el universo está experimentándose, entendiéndose, desarrollándose y viviéndose a sí mismo.


Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.

NOTA: Esta probablemente sea la entrada más personal que haga en el blog, ya que prefiero discutir este tipo de cuestiones en privado. La intención de esto es en parte ayudarnos a reflexionar sobre las actitudes dañinas de la sociedad hacia quienes no se ajustan a lo normativo. También todo lo que mencione acá es mi experiencia personal, y no representa aquella de otras personas.

La personalidad es un aspecto de la vida humana que, contrario a lo que popularmente se cree, es bastante complejo y no siempre tiene un desarrollo pleno. Una de las cosas que más se critican de la generación Z, a la cual pertenezco, es que sus miembros no tienen personalidad propia, sino que “copian” la personalidad de otros, muchas veces con la intención de encajar.

Tenemos innumerables ejemplos de personas que han tratado a toda costa de encajar, especialmente en internet y en el mundillo de los streamers, que el veneno más tóxico del planeta se queda imbécil al lado de la gente perteneciente a ese mundillo. La sociedad siempre ha menospreciado a estos “inadaptados”, bajo el pretexto de que “sólo quieren llamar la atención”, y apelando a que “ser cool” es algo inherente y no algo que se puede construir.

En muchas ocasiones estas personas, que fueron “inadaptados” o “subnormales” durante su adolescencia, tienen su glow up en la juventud, y pasan a formar parte entonces de los demás; ahora son iguales, y tienen tanto de especial como el resto del mundo. Han alcanzado su sueño de estar en el mismo tono de gris que el resto, y se conforman con la satisfacción que eso les produce. Y luego estamos quienes, por más que intentemos, nunca logramos encajar, y entonces estamos condenad@s al desprecio social y a la soledad. Ya teniendo 15 años me había dado cuenta de ello, cuando aquellos a quienes consideraba mis amigos comenzaron a hacerme bullying cuando descubrieron que era trans.

Ser trans es algo muy complejo, y nadie se pone de acuerdo al respecto. Hay quienes establecen causas hormonales, genéticas e incluso morfológicas para explicar el origen de las personss trans, mientras que otros dicen que es “un capricho” y que nuestra identidad no es genuina. La OMS dice que ser trans no es una enfermedad, mientras que el gobierno peruano afirma lo contrario. Algunos dicen que sólo hay dos géneros, mientras que otros dicen que hay infinitos géneros. Sin embargo, algo en lo que todo el mundo sí está de acuerdo es que las personas trans somos rechazadas, marginadas, discriminadas, violentadas y oprimidas en la mayoría de lugares. Bueno, no. En realidad no están de acuerdo los que rechazan, marginan, discriminan, violentan y oprimen a las personas trans.

Cuando una persona trans decide salir del clóset, inmediatamente se autoimpone el desafío más grande, más insuperable, más irreal y más jodido que puede tener una persona: la aceptación. En este caso no discutiré el aspecto social de esa aceptación, sino el personal.

Después de salir del clóset, esta persona es prácticamente un lienzo en blanco; toda la experiencia anterior, las costumbres, los hábitos, la manera de pensar, y la propia personalidad se reducen a un simple recuerdo que no sirve para nada. Hay que empezar de cero, como si fuéramos niños, aunque ahora tenemos responsabilidades, deudas, preocupaciones, y cosas que interfieren en el desarrollo de nuestra verdadera personalidad. El nivel de aceptación externa influye en el desarrollo de esta personalidad: si tenemos mucha aceptación, tendremos los recursos, los amigos y la guía para rehacer nuestra vida. Por el contrario, si no tenemos aceptación por parte de nadie, entonces tenemos que arreglárnoslas por nuestra cuenta.

Esto es exactamente lo que me pasó a mí, que pasé toda mi adolescencia prácticamente sin aceptación (ni siquiera por parte de mi familia), y entonces (en parte debido a ello, y en parte debido a otros factores irrelevantes para el tema) mi personalidad se desarrolló basándose en la represión, el miedo, la mentira, la culpa y el odio hacia mí misma. Entonces seguido tenía pleitos con mis padres porque les mentía para todo, además de que no tenía amigos, no era capaz de tomar decisiones propias, me importaba muchísimo lo que pensaran los demás de mí, y el concepto de “autoestima” me era totalmente ajeno. En 2018, cuando tenía 13 años, traté de quitarme la vida. Después quise “autocorregirme” a través de la religión, cosa que no funcionó, y que es un tema del que no creo hablar nunca en público.

No fue sino hasta los 19 años, en noviembre de 2023, que conocí la aceptación. El día 10 de dicho mes salí del clóset en mi universidad, y mis profesores de ese momento, mis compañeros y mis amigos me aceptaron y apoyaron, además de mi mamá, que ya me estaba comenzando a apoyar desde que tenía 17, y con quien me reconcilié después de su rechazo inicial. Sin embargo, a pesar de esto, seguí teniendo que arreglármelas sola.

Habiendo crecido sin hermanos ni hermanas, y en una familia bastante tradicionalista, todo lo que se me inculcó giraba en torno al hecho de ser hombre, por lo que, cuando rompí con ese paradigma y admití mi identidad femenina, no tenía la más mínima idea de la feminidad. Incluso mi única posible guía en la familia, mi mamá, no es capaz de guiarme en mucho, ya que, por ejemplo, ella no usa maquillaje, no se pinta las uñas, y no es el referente más notable en cuanto a feminidad se refiere, cosa de la que ella es consciente y que ha causado que se disculpe miles de veces conmigo por no tener de otra más que dejarme a la deriva.

Dejando de lado cosas como mi forma de ser, mi manera de pensar, mis gustos y mis aficiones, que son cosas que pude dilucidar bastante bien y con las cuales no tengo conflicto, la cosa con la que he estado en guerra perpetua es mi apariencia física. Aunque en la universidad algunas personas me aceptan, y aunque en el Fediverso prácticamente todo el mundo lo hace, en casa la situación sigue siendo complicada. Mi viejo me dijo que, aunque encerrada en mi cuarto puedo hacer lo que me dé la gana, frente a él debo portarme “como hombrecito”, por lo que mi apariencia física sigue siendo masculina, tengo el pelo corto y tengo que cuidarme de no dar la más mínima muestra de feminidad en presencia de mi viejo.

Por consiguente, en muchas ocasiones he sentido una cantidad de gender dysphoria tal que frecuentemente he caído en depresión. Esto también significa que gran parte de la imagen que doy en PeerTube y el Fediverso, aunque no es falsa, tampoco la siento como algo totalmente auténtico. No porque mienta, sino porque sigo sin poder definir del todo quién soy.

Me encanta el DnB, el R&B y el K-Pop, por lo que me gusta especialmente el estilo de vestimenta urbano, oscuro y que es típico de estos géneros. Resulta que casi toda la ropa que tengo son vestidos de señora de 50 años, faldas que llegan hasta los pies, y no tengo pantalones porque me incomodan mucho, ni tengo zapatos, ni botas, ni nada. En parte esto es a propósito, ya que no me puedo rasurar las piernas, y apenas hace dos meses pude depilarme los brazos, por lo que esa ropa la compré pensando en que me tapara de manera que todo el vello corporal no se viera. Todo el cabello que han visto de mí no han sido más que pelucas, que no soy buena cuidando y que más o menos cada 3 meses debo cambiar, cosa que en cierto momento dejó de serme rentable, por lo que quise probar la idea de cubrirme la cabeza con pashminas, idea que me ha provocado un montón de conflictos con otras personas, que me llaman “musulmana”, o que dicen que “traigo una bomba” o que “me volví terrorista”.

Es decir, en estos momentos soy un completo desastre, y ya no sé qué estilo llevar ni de qué manera vestirme. Tampoco me gusta el estilo de maquillaje que uso, pero aún necesito reunir las energías para un día ponerme a probar nuevos estilos que podrían quedarme mejor, además de que debo comprar más porque el que tengo pronto se acabará.

Estoy muy fastidiada, molesta y harta de todo este quilombo, pero el fracaso es el mejor de los maestros, así que ahora me toca aprender de todos esos errores, y sobre todo de la experiencia tan traumática de tener que buscar mi propio estilo como persona trans, para entonces ya no buscar, sino crear mi propio estilo, en el que por primera vez me sienta cómoda y a gusto, y que me permita ser auténtica.


Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.

Desde muy pequeña tuve el interés de tener una página web, pues tengo acceso a internet desde que tenía 6 años, y uso computadoras desde que tengo memoria. Incluso era mi sueño; “wooooow mi propia página web”. Pero la verdad nunca supe qué meter ahí y tampoco era lo suficientemente organizada como para mantener el sitio y actualizarlo.

Tenía probablemente 11 años cuando traté de montar por primera vez mi propio servidor Apache, pero mi corta edad junto con mi nulo conocimiento de redes me hizo fracasar estrepitosamente, aunque sí recuerdo haber hecho una página HTML con un estilo muy similar a la web de los años 90. Conforme fui creciendo adquirí poco a poco los conocimientos básicos de redes; ya a los 15 años sabía qué es una dirección IP, un servidor DNS, los códigos de estatus HTTP(S), etcétera. Fue entonces cuando empecé a hacer algunos sitios web sencillos que hosteaba en miarroba, pero que no eran “mi propio sitio web”, sino que eran sitios web que hacía y ya, y que tenían un estilo terrible y todos mal programados. Confieso que en algunas ocasiones hice sitios destinados al phishing, pero mis víctimas fueron algunos compañeros de la preparatoria y ya, y realmente no robé ningún dato personal ni dinero.

Todo cambió radicalmente el año pasado, con la publicación de mi álbum “Dagdrømmer”, porque entonces sentí la necesidad de tener un sitio web que sirviera de punto de encuentro para que los demás pudieran acceder a mi contenido. Y entonces, tomando de base el diseño de la portada del álbum, me di a la tarea de hacer, por fin, mi propia página web, que hosteé inicialmente en GitHub.

Mi página web ha sido prácticamente la misma desde el año pasado; los únicos cambios “radicales” fueron que traduje el sitio al español, el hosting lo pasé de GitHub a Codeberg, y el apartado de “Anuncios” lo cambié por los últimos videos de mi PeerTube y del Quincenal del Fediverso, pero el estilo visual del sitio es prácticamente el mismo y el sitio en sí no es muy diferente a como lo era en abril de 2023.

Ya desde ese momento yo sentí que había realizado mi sueño de tener mi página web, y me sentí y me sigo sintiendo muy orgullosa de ello. En diciembre del año pasado compré el dominio autumn64.xyz y configuré Codeberg para que redireccionara el sitio hacia allí. Sin embargo, a partir de que me uní al Fediverso he tenido mucho interés en autohostear los servicios que utilizo, pero no me agrada la idea de dejar mi computadora encendida todo el día, además de que tendría que llamar a mi ISP para pedirles que me abran los puertos, cosa que me da demasiada pereza hacer (que quienes tienen Totalplay entenderán tal pereza). Entonces llegó algo como una bendición del cielo, y que lo cambió todo para siempre.

Desde 2021 desarrollo bots para Discord, que pueden compararse con los bots de Telegram, aunque los primeros suelen ser más interactivos y suelen tener más funciones. Los bots, al igual que cualquier servicio web, requieren que el equipo esté constantemente encendido para poder prestar servicio, por lo que ya desde entonces busqué servicios que permitieran hostear y que fueran baratos. Dado que mis bots fueron usados muy pocas veces y por muy poca gente, de manera muy intermitente contrataba y cancelaba estos servicios de hosting, en ocasiones pudiendo llegar a pagar incluso cientos de pesos en ello. Todo cambió este año, cuando comencé a desarrollar Discoabber, porque entonces ahora tenía que hostear varios bots al mismo tiempo, y estas plataformas de hosting usualmente sólo permiten un bot por servicio, y te banean si descubren que estás hosteando más de un bot a la vez. Fue entonces cuando mi querido amigo Francisco me sugirió usar una VPS, sugerencia que me cambió la vida.

Las máquinas virtuales no eran novedad para mí; la primera vez que usé un sistema GNU/Linux fue con Debian 6 en una máquina virtual, cuando yo tenía 10 años. Incluso el concepto mismo de VPS no me era extraño, pero nunca me había pasado por la cabeza usar una porque tenía la creencia de que eran igual de caras que un servidor dedicado.

Resulta que el servicio que ya pagaba para hostear el bot, PloxHost, también tiene para VPS, y entonces por 200 pesos mexicanos cuatrimestrales tengo 1 GB de RAM y 20 GB de SSD, lo cual era más que suficiente para las cuatro instancias de bots que quería montar. Desafortunadamente esos bots, junto con Discoabber, no fueron utilizados por prácticamente nadie, por lo que ahora no hosteo ningún bridge, y los dos bots los daré de baja el próximo mes, por lo que iba a tener entonces a la VPS de adorno, cosa que no me agradaba mucho porque yo le veía potencial. Fue entonces cuando mi otro querido amigo Servio nos mostró cómo montó en la red Tor un sitio de bash blog desde su teléfono, y me dijo (de forma más que acertada) que con las especificaciones de mi VPS da para montar no uno, sino varios sitios web.

A pesar de que ahora ya tengo más o menos conocimientos sobre redes (principalmente por lo que he aprendido en la universidad), mi anterior experiencia con Apache me dejó un poco traumada, por lo que quise probar algo distinto. Decidí probar con nginx, ya que sabía que es ligero y tiene la fama de ser muy escalable.

Lo primero que hice fue migrar mi página web de Codeberg a la VPS, y admito que el proceso de configuración del servidor nginx fue una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida. Fácil de configurar con una sintaxis similar a JSON, basta crear un enlace simbólico para activar un sitio web, y entonces con el servidor nginx configurado y con la DNS ahora apuntando a la dirección IP de la VPS, en menos de 20 minutos ya tenía a mi sitio web funcionando de nuevo. Entonces me llenó la satisfacción de saber que ahora tenía la capacidad de autohostear lo que quisiera, gracias a esa poderosísima herramienta llamada nginx, que te hace la vida más fácil, y que casi no consume memoria RAM.

Entonces levanté una instancia de WriteFreely, con la cual me tardé un poco más porque no levantaba, y que al final hice funcionar mediante un reverse proxy, que es facilísimo de hacer en nginx, y migré mi primer blog a esa nueva instancia. En poco más de 30 minutos ya estaba funcionando.

También me pareció muy notable la herramienta certbot, que de forma automática te instala ceritificados SSL y configura nginx para que escuche en el puerto 443, y así tu sitio web sea más seguro.

Por último, hice un subdominio en autumn64.xyz, y en ese subdominio levanté este blog, que fue igual de fácil que con mi página web porque bash blog deja páginas HTML estáticas (CORRECCIÓN 2024-07-23: Ahora uso WriteFreely como tecnología detrás de este blog). Y con ello pasé de tener una página web a una página web y dos blogs, y la VPS, que estuvo a punto de convertirse en un gasto innecesario, se convirtió en mi autohost para estos tres sitios. En realidad no es gran cosa, y lo sé. Pero nada me quita la felicidad de, finalmente, haber cumplido ese sueño que desde niña tuve, y no con sólo un sitio, sino con tres. Tres sitios que yo hosteo, administro y sobre los que yo tengo control. Y entonces sólo me queda decir, ¡qué bonito es nginx!


Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.

El 13 junio del 2024 cambié la ROM de mi teléfono, un Poco M5s, a LineageOS, y no le instalé las Gapps. Casi un mes después reflexiono sobre mi experiencia y cómo me he sentido al respecto.


Logotipo de LineageOS

Lo cierto es que a mí nunca me gustó MIUI, que es el sistema operativo que viene preinstalado en los teléfonos de Xiaomi. Su interfaz gráfica se me hace demasiado “aifonizada”, la ROM en sí misma es lenta, impide o dificulta personalizaciones tan básicas como cambiarle el launcher, y pone publicidad en sus aplicaciones prederminadas. Ya desde que había conseguido este teléfono tenía el interés de cambiarle la ROM por la de LineageOS, ya que en mi adolescencia usé Cyanogenmod (el predecesor de LineageOS) y tengo muy bonitos recuerdos de ese sistema operativo.

Después de un intento fallido de desbloquear el bootloader en el que hubo fuego involucrado, logré desbloquearlo mediante una herramienta que fuerza el desbloqueo, y que sólo sirve para los dispositivos con procesadores MediaTek (como el mío). Entonces, ya con el bootloader desbloqueado, procedí a instalar TWRP, y después LineageOS. A propósito no le instalé las Gapps, ya que no me gustan, y porque quería tener un sistema con la menor cantidad posible de software privativo.

Casi un més después, puedo decir que la mayoría de apps que uso son de F-Droid, por lo que no tengo problemas por no tener instalados los servicios de Google. Para la Play Store utilizo Aurora Store, que es un frontend libre, y las aplicaciones que he descargado de ahí (que en su mayoría son debido a la universidad) no me dan problemas. La batería me dura 3 veces más que antes, prácticamente nunca veo anuncios, puedo personalizar el teléfono como yo quiera, y ahora es mucho más silencioso. Los servicios de MIUI a propósito envían notificaciones para que el usuario vea el teléfono y se “enganche”, mientras que, con LineageOS, eso no pasa, por lo que ahora sólo recibo notificaciones cuando me envían un mensaje por XMPP, o cuando me llega algo de Mastodon. El principal uso que ahora le doy a mi teléfono es responder mensajes de XMPP y leer epubs mediante Librera FD, por lo que poco a poco dejo de verlo como una necesidad, y empiezo a verlo como una herramienta, tal y como debería de haber sido siempre.

Este cambio también me ha ayudado mucho emocionalmente. Siento mucha menos ansiedad, poco a poco he abandonado el impulso de ver el teléfono sin siquiera tener un propósito para ello, y entonces procrastino menos, soy más organizada, retomé los hobbies que ya estaba dejando abandonados, y en general me siento bastante en paz conmigo misma y con mis dispositivos.

Ahora yo controlo mi teléfono, y no al revés. ¡Sigamos emancipándonos digitalmente!


Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.

Existen dos tecnologías libres que para mí son las más sencillas y que, por ende, son mis preferidas, para poder hostear un blog. La primera es WriteFreely, que sostiene a mi otro blog El Coven Gen Z, y la segunda es BashBlog, que sostiene a este blog (CORRECCIÓN 2024-07-23: Ahora WriteFreely sostiene a ambos blogs). También existe WordPress y hay otras más, pero nunca las he usado y por ende no puedo opinar al respecto.

BashBlog

El caso de BashBlog es el más sencillo, ya que es básicamente un script de bash que, cuando lo ejecutas, genera en el directorio actual un conjunto de archivos .html y .css que le dan forma al blog, y entonces cada que queremos publicar una nueva entrada basta con poner ./bb.sh post, y se nos abrirá un editor de texto en donde podremos crearla. La edición del estilo visual del blog se hace modificando los archivos main.css y blog.css al gusto, y se puede crear un archivo de configuración .config para poner cosas como el nombre del blog, su descripción, nuestro correo electrónico, etcétera. En la descripción del blog del archivo de configuración se pueden poner etiquetas HTML para agregar información adicional (que es la manera en la que agregué los links “Sobre el blog” e “Índice” para que sean visibles en todos lados).

La edición se puede hacer mediante Markdown (en cuyo caso es necesario instalarlo en nuestra distribución), o mediante HTML. Ya que hemos terminado, basta con guardar el archivo y salir del editor para que el script genere la nueva entrada y modifique los archivos .html existentes para que estos reflejen los cambios. Parece que lo más adecuado es siempre usar el script para crear, modificar o eliminar entradas, ya que modificar los archivos manualmente puede provocar conflictos.

WriteFreely

WriteFreely es una tecnología basada en ActivityPub (y por ende es parte del Fediverso) que sirve para crear blogs minimalistas y sencillos. Tiene la ventaja de que existen diversas instancias en las que el usuario se puede registrar, y entonces ya no necesita autohostear. La edición del estilo visual del blog también es mediante css, pero en este caso se coloca en el apartado “Customize Blog”, en donde también podemos configurar cosas como su nombre, su descripción, su formato, si federa o no, y un pie de página que es más fácil de configurar que en BashBlog. En la parte superior izquierda viene un “Menú”, en el que podremos ver cosas como los suscriptores del blog, sus estadísticas, y podremos también escoger la opción “New Post” para crear una nueva entrada, que se hace y edita desde dentro del sitio. La edición también se puede hacer en Markdown o en HTML, y podemos guardar nuestras entradas en los borradores, para así no perder nuestro progreso y poder publicarlo después.

WriteFreely tiene también la característica de que podemos fijar entradas a gusto, con lo cual ya quedan en la parte superior y no hay que hacer más cambios. También es muy fácil importar y exportar posts, con lo que podemos hacer respaldos y/o transferir entradas entre instancias distintas.

Hosting

BashBlog necesariamente requiere autohost, aunque es posible que existan servidores que hosteen blogs gratis, que no conozco. Dado que BashBlog consiste en un montón de páginas web estáticas, no hay mayor ciencia en utilizar nginx o Apache para prestar servicio.

WriteFreely se puede hostear con el binario nativo o mediante Docker. En este caso es mejor revisar la guía oficial para aprender cómo se monta una instancia, que no es en realidad difícil. Para un blog personal una base SQLite basta, pero si queremos crear una instancia multiusuario entonces es mejor utilizar MySQL. Lo complicado de WriteFreely puede ser el hostearlo mediante nginx, en cuyo caso yo recomiendo utilizar un reverse proxy, especialmente si tenemos varios servidores en un mismo espacio (como yo). No sé cuál es el procedimiento para montar una instancia en Apache, pero imagino que debe ser similar a como es en nginx.

Para WriteFreely hay que crear manualmente el servicio y agregarlo para que el init system lo inicialice durante el arranque, para que se cargue la base de datos y se genere la vista que después se mostrará al usuario. En la guía oficial viene una explicación sencilla de cómo hacerlo en systemd (aunque me habría gustado que también viniera para otros init systems).

En ambos casos se requieren muy pocos recursos, y por ende podemos hostear desde nuestra propia computadora o desde un dispositivo (Servio hostea uno en la red de TOR desde su teléfono inteligente (link)). También podemos hacer uso de un servidor dedicado o una VPS (yo hosteo desde una VPS que anteriormente usaba para hostear bots de Discord, y con la que ahora mantengo mi sitio web y mis dos blogs). En este último caso recomiendo las de PloxHost, ya que son muy baratas, al menos para mí fue muy fácil configurar la mía, y prácticamente nunca he tenido cortes de servicio (¡Esto no es un sponsor! :þ).

También vale la pena mencionar que, dado que WriteFreely implementa a ActivityPub, entonces podremos compartir nuestras publicaciones en Mastodon y otros servicios del Fediverso.


Escrito por una humana, NO por IA. Con licencia CC BY.